La intimidad son esos momentos en los que se enfoca en uno mismo, se dividen en dos: los momentos de quietud como el ritual antes de dormir en la noche, la cama es el instante donde uno es el centro de sus pensamientos, lejos de los afanes del día, es un instante donde todo parece estar en cámara lenta.

Más allá de la piel se encuentra un ser vulnerable que aprendió a ocultarse para auto cuidarse, como un mecanismo de autoprotección contra el mundo exterior, mostrando así solo pequeños fragmentos de su ser, donde la bondad y la candidez hacen parte de él.

Lazos maternales que conectan el cuerpo del ser y guían el camino a la perfección, a través del amor y lo que se trasmite desde el tacto de sus manos.

Desde muy pequeña en mi entorno familiar he visto esa masculinidad hegemónica protectora, y es una postura con la que estoy de acuerdo y que desde mi experiencia personal he podido comprobar ya que he convivido con dicha expresión de masculinidad en el día a día desde mi infancia.