Nos encontramos en una esfera bombardeada por un sinfín de creaciones tecnológicas, donde la adicción a un clic instantáneo es cada vez más visible, llevándonos a otra dimensión donde el tacto se involucra con una superficie en la que se proyectan millones de imágenes. Tales imágenes generan en lo más profundo de nuestro ser una alucinación de lo real contra lo ideal dejándonos irreversiblemente ciegos de lo que nos rodea. A lo lejos se puede escuchar el conteo del reloj, pasando horas allí detrás de este mundo líquido donde no se puede mantener la forma ni el rumbo por mucho tiempo, pues todo está cambiando tan rápido que genera una inestabilidad continua de lo que se quiere ser, de lo que se quiere hacer y desdibujando la identidad del individuo. El mayor peligro de esta droga no es mostrar alucinaciones del mundo perfecto, sino quedar capturado en seguir siendo una completa copia de los demás, ya no hay vuelta atrás, ahora eres uno más de los que decía “quiero ser diferente”.

Este concepto trata acerca del mundo hiperconectado en el que vivimos día a día, volviéndose una pandemia que no nos permite acercarnos al otro aun teniéndolo ahí al frente, nos vamos alejando y desconectando del momento quedando sin historias o memorias por recordar. la idea de este concepto es contar una historia de la actualidad frente a este tema tecnológico y hacer un llamado de atención de cómo estamos desaprovechando los días por vivir detrás de una pantalla y como esto se volvería una pandemia sin cura.